La ambliopía, comúnmente conocida como “ojo perezoso”, es una afección en la que la visión en uno o ambos ojos no se desarrolla adecuadamente durante la infancia, ya que el cerebro aprende a ignorar la señal de uno de los ojos.
Causas
Las principales causas de la ambliopía incluyen:
Estrabismo: Desalineación de los ojos, donde uno puede desviarse hacia adentro o hacia afuera.
Errores refractivos: Diferencias significativas en la refracción entre ambos ojos, como miopía, hipermetropía o astigmatismo.
Privación visual: Obstrucciones en la vía visual, como cataratas congénitas o ptosis (párpado caído), que impiden una visión clara.
Síntomas
Los síntomas de la ambliopía pueden incluir:
Visión borrosa o reducida en un ojo.
Falta de percepción de profundidad.
Desviación de un ojo hacia adentro o hacia afuera.
Inclinación de la cabeza o cierre de un ojo para enfocar mejor.
Diagnóstico
El diagnóstico temprano es crucial y se realiza mediante exámenes oftalmológicos que evalúan la agudeza visual y la alineación ocular.
Tratamiento
Las opciones de tratamiento incluyen:
Corrección óptica: Uso de gafas o lentes de contacto para corregir errores refractivos.
Terapia de oclusión: Uso de un parche sobre el ojo dominante para estimular el uso del ojo más débil.
Gotas de atropina: Aplicación en el ojo más fuerte para desenfocar la visión y forzar el uso del ojo afectado.
Terapia visual: Ejercicios específicos para mejorar la coordinación y función ocular.
Cirugía: En casos de cataratas, ptosis o estrabismo significativo, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.
Pronóstico
El tratamiento temprano, preferiblemente antes de los 7 años, aumenta las posibilidades de una recuperación visual significativa. Sin embargo, la intervención en etapas posteriores puede ser menos efectiva.
Es fundamental realizar exámenes visuales periódicos en la infancia para detectar y tratar la ambliopía a tiempo.